FRAGILIDAD: UN DILEMA PARA LAS CIUDADES

Hoy las Ciudades han tomado un protagonismo sustancial en términos de los desafíos que implica mejorar la calidad de vida de sus habitantes mediante políticas públicas transversales que impacten positivamente en el acceso a derechos y mitigación de riesgos. El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) N° 11 propone como meta que las ciudades y asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. De allí la importancia de entender que las decisiones que se toman en los ámbitos Gubernamentales de las Ciudades, en interacción con múltiples actores, determinan la evolución hacia Ciudades desintegradas, o hacia Ciudades integradas.

Los Municipios o Alcaldías son el nivel de Estado Subnacional de mayor proximidad. El desarrollo de herramientas de análisis y monitoreo que permitan visualizar el nivel de fragilidad urbana será de mucha utilidad a los fines de definir prioridades, políticas públicas y sistemas de mitigación de riesgos.

¿QUÉ ES CIUDADES FRÁGILES?

Uno de los principales problemas para los ciudadanos hoy es el acceso a los derechos/servicios básicos, incluyendo seguridad, transporte público, agua y saneamiento, etc. Las ciudades latinoamericanas son las más desiguales del planeta (10 de los 15 países más desiguales del planeta son de la región): aproximadamente 111 millones de los 588 millones de habitantes viven en barrios pobres. Es más, en 2015, 46 de las 50 ciudades con más homicidios en el mundo se encontraban en la región. Muchas ciudades latinoamericanas sufren de una gama de riesgos que contribuyen con la fragilidad. Las más susceptibles no son necesariamente las ciudades grandes, sino las que crecen con más rapidez.

ÍNDICE SOBRE FRAGILIDAD DE LAS CIUDADES

El Instituto Igarapé en Brasil, con el apoyo de la Universidad Naciones Unidas de Japón, el Foro Económico Mundial y la organización 100 Ciudades Resilientes, desarrolló un índice global sobre la fragilidad de las ciudades, que evidencia los mayores riesgos que están enfrentando las urbes para garantizar el bienestar y la calidad de vida, pero sobre todo para ser territorios viables. El índice incluyó información de 2.100 ciudades cuya población es mayor a 250 mil habitantes. Este índice está construido sobre once variables que son: el crecimiento de la población, la urbanización rápida y no regulada, la pobreza, la desigualdad, el desempleo, los homicidios, los conflictos urbanos, el riesgo de terrorismo, el riesgo de desastres naturales, la contaminación atmosférica (polución del aire) y el acceso a la electricidad.

La adaptación de este sistema de análisis a los diferentes tamaños y densidades urbanas es un desafío y una propuesta para gestionar y construir ciudades más resilientes.

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